El Citomegalovirus (CMV) es una infección viral común que suele observarse en los niños pequeños. Por lo general, no es nociva y asintomático, pero cuando se hace sintomática podemos encontrar fiebre, mialgias, dolor de cabeza, malestar general, dolor de garganta, esplenomegalia , eritema faríngeo y adenopatía, pero puede causar hepatitis, neumonía o mononucleosis . Cuando una mujer embarazada contrae el virus y puede transmitirlo al feto causando anormalidades incluyendo hepatomegalia y esplenomegalia, retardo mental, sordera e incluso producir la muerte. La infección por CMV es frecuente y severa en pacientes inmunocomprometidos. La infección activa por CMV en estos pacientes puede resultar de la reactivación de la infección latente que poseen estos pacientes, durante las transfusiones sanguíneas en individuos seronegativos con donadores seropositivos tienen un alto riesgo de desarrollar la infección por CMV o en trasplante de órganos o de medula. Así el ensayo serológico por CMV es indispensable a la hora de transfusiones sanguíneas en neonatos o pacientes inmunocomprometidos. Durante la infección activa por CMV, el virus se disemina en sangre,. Los métodos convencionales para la detección de CMV en sangre, son los cultivos en tubos (más sensibles pero lentos), el shell vial (rápido, pero menos sensible) y el ensayo de amplificación o antigenemia que detecta tempranamente el ADN viral (rápido y sensible). Mientras que los pacientes asintomáticos pueden desarrollar viremia, los pacientes con la enfermedad tienen generalmente una carga viral más alta. La infección primaria producida por este virus es un cuadro de mononucleosis infecciosa. En este caso la enfermedad es caracterizada por fiebre, malestar general, mialgias, linfoadenopatías y hepato-esplenomegalia. Existe fuerte asociación del EBV con linfoma BURKITT’S y carcinoma nasofaríngeo. Este virus está asociado a los desórdenes adquiridos en pacientes con SIDA y también en pacientes trasplantados, quienes desarrollan el Síndrome linfoproliferativo ligado a EBV. La infección es latente, causa persistencia y puede reactivarse. Se estima que más del 90% de la población mundial ha padecido de infección por este virus en los últimos tiempos.